Yo solo quiero jugar
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¿Tenemos demasiadas opciones para jugar videojuegos?
El comprador inexperto en videojuegos que se dirige a la tienda a buscar un regalo para su amigo o familiar acostumbra a tener un problema cuando surge la siguiente pregunta:
- ¿Qué consola tiene?
Y es que con esta sencilla pregunta nos podemos encontrar ante un mundo de limitaciones, exclusividades y un sinfín de pequeños detalles que van a causar más de un dolor de cabeza, incluso a los más veteranos.
La máquina manda
Para empezar, podemos ver que las generaciones de consolas se han ido complicando con los años. Y es que hace ya un tiempo, algunas consolas que a los más pequeños ni les sonarán, como la Mega Drive o la Master System, empezaron a pedir accesorios extra para poder jugar a algunos de sus títulos, llegando a ver verdaderas aberraciones como el que se pudo ver con la Mega Drive Tower.
Pese a este tipo de monstruos, parece que no hemos mejorado con los años. Si bien es cierto que no tenemos esta cantidad ingente de accesorios y que cada consola parece querer especializarse en un terreno, solo en la última generación nos podemos encontrar con varios aparatos distintos para jugar.
Por parte de Microsoft tenemos a la vez Xbox Series S y Xbox Series X, con una diferencia de potencia, capacidades y compatibilidades entre ambas. En el caso de Sony, conviven todavía la PS4 y la PS5 y, de rebote, el PS VR2 para jugar a la realidad virtual. Y dentro la propia PS5 tenemos la versión con lector de Blu-ray y la versión digital. Una auténtica locura para el menos ducho en videojuegos.
Todo ello ha hecho que las comparativas de rendimiento y compatibilidades en el lanzamiento de cada juego sean todo un desafío para los que simplemente quieren comprar, ir a casa y jugar.
Pero esto no acaba aquí. Por si fuera poco, se añade una capa de versiones exclusivas de algunas ediciones de consolas, que llevan un color o un diseño estético concreto y que estará limitado a un modelo concreto de consola de esa generación.
Es mío y solo mío
Ahora, con todo el tema del hardware planteado, nos toca pensar en otra pesadilla al elegir consola: las exclusividades. Cada compañía de consolas retiene ciertos títulos, que no estarán disponibles para ninguna otra plataforma, ya sea inicialmente por un tiempo limitado o de forma permanente. Todavía estamos lejos de ver a nuestro querido Mario saliendo en alguna plataforma que no sea propiedad de Nintendo.
Pero no es menos cierto que cada vez menos estudios de videojuegos mantienen su exclusividad a tan largo plazo, puede que únicamente la citada Nintendo. La guerra para comprar estudios de videojuegos con el objetivo de ganar estas exclusividades es la comidilla de estos días, por lo importante que llega a ser tanto en el mercado como para los consumidores a la hora de elegir entre una u otra consola. Sin embargo, el salto de muchos títulos de consolas a plataformas como Steam (PC) ha facilitado el acceso que antes estaba mucho más limitado.
Puede que nos guste mucho una saga o personaje, pero esto también puede hacer que nos quedemos con las ganas de conocer otros, ya que cada uno es exclusivo de una plataforma. O al menos, hasta la intervención del PC, lo era.
En el fondo, después de esta maraña de opciones que nos hace estudiar a fondo mil detalles para jugar una simple partida, da la impresión de que todo está hecho para que el consumidor saque la billetera y adquirir otra versión más de la misma máquina o una similar para poder jugar a los títulos que le interesan.
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